Tuesday, January 20, 2009

Un poquito bien

Mi rostro, que es mi accesorio favorito, está hoy en condiciones deplorables: tengo los ojos terriblemente rojos e hinchados (con la consecuente cara de sapo, claro), el bronceado desapareciendo de a secciones, el pelo desobediente. Pensé en autotratar mi conjuntivitis, quedarme en casa para no contagiar y evitarle así al mundo tanta fealdad junta, pero la cantidad de trabajo pendiente y los deadlines me agobian y tuve que salir a la calle sí o sí. Resolví más o menos el asunto con anteojos negros grandes, rubor color mandarina y una pollera larga y vaporosa. Sin embargo, hasta ahora todo viene saliendo mucho mejor de que yo pensaba: una de cuatro mujeres desconocidas con las que me cruzo me para para decirme qué linda pollera y dónde la compré. Una de cada ocho agrega que, además, la llevo muy bien. Como de moda no puedo hablar más de 4 segundos, las conversaciones derivan en lugares de vacaciones, técnicas de eficiencia corporal y la incertidumbre laboral que sobrevino a la crisis. Con lo que me gusta charlar.

2 comments:

querés melón? said...

empezar por la falda y continuar con los efectos del incumplimiento de deudores hipotecarios...

eso sí que es cintura para manejar el diálogo.

soy tu fan, sabelo.

Betty Carol said...

Claro, vos sos más contundente con los diálogos. A mi me vendría bien un poco de eso también. Te cambio.